Macán, la nueva catedral del vino

Johansson Arquitectos - Bodegas Macán
La Rioja Alavesa estrena «Catedral del vino» con la puesta en marcha de la Bodega Macán. Una nueva joya de la arquitectura en la que se funden dos grandes nombres de la enología, Benjamín de Rothschild & Vega Sicilia. Una auténtica obra de arte creada por el arquitecto sotograndino Enrique Johansson de Terry para atesorar un vino tinto de leyenda. La revista de Sotogrande charla con él sobre un proyecto magistral con el agua, la tierra y el sol como fuente de inspiración.

La recién inaugurada Bodega Macán es el fruto de un apretón de manos entre Benjamín de Rothschild y Pablo Álvarez allá por el año 2000, con el fin de estrechar lazos y crear un proyecto para fusionar dos de las grandes culturas del vino: la de Burdeos y la de Ribera del Duero. Así, comenzó un sueño que, curiosidades del destino, ha sido materializado por el arquitecto de Sotogrande Enrique Johansson, tras ganar el Concurso convocado por los propietarios en el año 2013.

Enrique Johansson con los Reyes de España
El arquitecto explica detalles de la bodega inaugurada el pasado mes de junio por el Rey Emérito, Juan Carlos, y la Infanta, Elena de Borbón

«Fue un Concurso, Proyecto y Obra muy exigentes. Además, había que tener en cuenta que alrededor del terreno se pueden visitar bodegas diseñadas por arquitectos de la talla de Frank Gehry, Norman Foster, Richard Rogers, Rafael Moneo, Santiago Calatrava o Zaha Ha- did», explica Johansson.

Desde el principio, el arquitecto supo que debía plantear una idea que respondiese a los apellidos de la bodega, mundialmente conocidos: «De inmediato supe que debía llevar a cabo un proyecto en el que ellos fueran los auténticos protagonistas, dejando en un segundo término el «diseño» de la bodega, como tal», comenta el arquitecto.

Johansson comenzó a documentarse, visitando más de quince bodegas elegidas cuidadosamente y estudiando sobre la materia en sus largos viajes en avión a Brasil, donde por entonces había diseñado viviendas sociales que se estaban construyendo.

El reto era elevado: Crear uma bodega legendaria, de máxima calidad en el proceso de elaboración del vino, de cerca de 10.000 metros cuadrados y en un terreno enclavado en un entorno natural de alto valor paisajístico. «El terreno era de una belleza excepcional, con los macizos rocosos de la Sierra de Cantabria como telón de fondo. Sin duda, un lugar que exigía entrar de puntillas y casi sin hacer ruido», argumenta Johansson.

 

De Sotogrande a la Rioja Alavesa

Enrique Johansson es uno de los arquitectos que, desde sus orígenes, ha ido dibujando el paisaje de Sotogrande con sus proyectos. La Bodega Macán comparte con las villas de Sotogrande todos esos elementos que conforman el estilo y manera de trabajar de este arquitecto. Conceptos básicos y simples, buscando la belleza con el uso de blancos y hormigones grises, una estrecha colaboración con el cliente, un desarrollo en profundidad, tanto en el proyecto como en la obra. En todos sus trabajos hay una búsqueda de una estética moderna, una racionalidad e innovación constructiva, una simplicidad de materiales y una respuesta a una sostenibilidad energética. La mayoría de sus proyectos, provienen de concursos de arquitectura nacionales e internacionales que ha ganado. Ha participado con sus proyectos y obras en diversas exposiciones en España, Holanda, Grecia, Italia, Brasil, Benín y Francia. Igualmente, ha intervenido en conferencias sobre los mismos en la mayoría de esos lugares y sus trabajos aparecen en diferentes publicaciones.

Arquitectos Johansson, de Sotogrande a la Rioja Alavesa

 

La Bodega

La recién inaugurada Bodega Macán se encuentra al nordeste de la población de Samaniego, enclavada en un paraje de belleza excepcional conocido como «San Milán». Disfruta de imponentes vistas a la Sierra de Cantabria hacia el norte y del valle del Ebro hacia el Sur con las poblaciones de Samaniego, Leza y, al fondo, la Sierra de Ezcaray.

Así, se dispuso a dibujar la gran obra, trazando bocetos que compartía con familiares y arquitectos de su oficina, Johansson Arquitectos, con el fin de encontrar la respuesta perfecta para un tema complejo. «Desde los primeros dibujos del concurso, planteé el edificio en tres piezas o volúmenes para que cada uno respondiera a las tres actividades principales de una bodega: elaboración, envejecimiento y expedición; las tres «E». Posteriormente, relacioné cada volumen o actividad de la bodega con un elemento básico de la naturaleza: agua /elaboración), tierra (envejecimiento) y sol (expedición), componentes principales para la vida de un viñedo. Estos tres elementos me acompañaron en todo el desarrollo de las ideas y diseño de la bodega y también me recordaron tener muy en cuenta la necesaria utilización inteligente del agua, el control y uso de las energías y la sensibilidad con los residuos generados», argumenta.

Agua, tierra y sol para articular las tres piezas de una bodega cuya arquitectura trasmite belleza y armonía en todo su conjunto, así como respeto por su entorno natural. «Su imagen es sólida y ligera al mismo tiempo. Busca luminosidad y espacialidad interior y tiene un recorrido o «Paseo de la Bodega», muy atractivo y funcional», aclara el autor.

En cuanto a su imagen exterior, el arquitecto explica que esta viene protagonizada por dos grandes cubiertas de zinc de color «gris mate», en consonancia con los macizos rocosos de la Sierra de Cantabria. El blanco y el gris, sello inconfundible de las obras de Enrique Johansson, son los colores predominantes, con pinceladas de burdeos para las piezas que sirven de articulación entre las naves. Un guiño del creador a ese paseo que realiza el vino desde que nace hasta que sale de esta nueva catedral que ya forma parte de las joyas arquitectónicas del siglo XXI. Finalmente, surgió una idea «atractiva» dedicar la nave del Agua a Rothschild, Francia, y la nave del Sol a Vega Sicilia, España, de manera que la nave de la Tierra, Rioja Alavesa, actuara como la pieza de unión de las dos familias…

 

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